miércoles, 4 de noviembre de 2009

España es una vergüenza

Llevo tres meses viviendo en Copenhague y, como todo emigrante, tarde o temprano, acabo hablando de mi país.
Y lo cierto es que muchas veces no sé ni qué contestar. No soy un patriota pero tampoco soy de aquellos que pretenden fingir que el lugar donde naces no tiene ninguna importancia.
Mi tierra es España, con su Sol, sus playas, sus comidas y sus gentes...
Pero cuando alguien me pide opinión no consigo olvidar que provengo de un país lleno de problemas y sin ánimo de solución.
Podría comentar nuestro bajo nivel de inglés, tan sólo comparable al de los italianos(con los cuáles creo que compartimos espíritu), pero lo que hoy me preocupa engloba principalmente la política, si es que se puede llamar así a un grupo de inútiles que fingen saber más que nosotros.
Resulta que en la política española existen dos corrientes: izquierda y derecha, a los que yo llamaría idealistas con poco realismo y ladrones sin conciencia.
Y es así porque desapareció el color que otorgaban tantos otros partidos políticos, tantas otras ideas.
Y me pregunto, cuando vuelva a España, cuando el Estado vuelva a pedir mi opinión mediante voto, ¿a quién voy a votar?
Resulta que el partido obrerista que, en estos momentos gobierna nuestro país, ha decidido que la mejor forma de acabar con la crisis es subir los impuestos a las clases trabajadoras. Me recuerda a aquello de "Para el pueblo pero sin el pueblo".
Pero la alternativa colorista a nuestro desaguisado gobierno no es más que una panda de ladrones, o supuestos ladrones si lo preferís, que llevan "caciqueando" demasiados años en muchas provincias.
Pero lo peor de todo esto no es la falsa política que nos venden en pequeñas píldoras diarias fácilmente digeribles, sino la actitud de todo un pueblo. Un pueblo vencido de antemano.
Y no es que no sea un pueblo capaz de luchar, vaya si lo es. El problema de este pueblo es que nunca se ha parado a pensar antes de iniciar la lucha. Dice Reverte que el 2 de Mayo de 1808 inició la división de las dos Españas. No sé si es cierto o no, yo solo sé que la democracia trajo consigo una pasividad innata en unas gentes de corazón bien caliente.
Ese pueblo rebelde e insurrecto tan propenso a la violencia, ese pueblo que se "levanta en armas" cada vez que su equipo de fútbol gana una liga. Toda esa gente no mueve ni un dedo para defender sus derechos.
Pero siempre quedará una esperanza, porque como escribe Reverte "Un día basta para sublevar a un Pueblo" y añado yo, sobretodo si es el español.